«El arte tiene que decir algo; tiene que despertar»

Arantza Moreno es actriz y fundadora de la compañía Kordelia Teatro. En 2024 fue ganadora del Poetry Slam Logroño, y ha explorado la dramaturgia con una obra lorquiana. Hablamos de su experiencia y de la teatralización de la vida.

 

La actriz navarra, afincada en La Rioja, me recibe en su local. Cuando mis pupilas por fin se dilatan me veo dentro de una impoluta caja negra. Un minimalista espacio escénico listo y preparado para cualquier ensayo o actuación.

Pero no hemos quedado para hablar de interiores. Colocamos dos sillas, una frente a otra, y enseguida le pregunto por su iniciativa. «Kordelia Teatro nace en 2022. Yo pertenecía a otros grupos que se fueron disolviendo, y decidí montar esta compañía. Lo hice bajo el nombre de un personaje de Shakespeare que me encanta: Cordelia». Todo en la vida tiene un momento adecuado, y Moreno consideró que ese era el ideal para dar el paso.

Pero el teatro no es sólo actuar. «El teatro es una forma de vida», asegura. «Todo lo que hago, expreso o intento hacer, tiene que ver con el teatro». Y es, quizás, esa sensación de vulnerabilidad que la salida a escena transforma en seguridad. Porque «cuando pones el primer pie ahí, te da como un vértigo; pero una vez que empiezas a trabajar, se pasa y es una sensación maravillosa». O también puede ser ese aprendizaje sobre la construcción de la identidad que conlleva poner personalidades en el escenario. «Te pones el papel de personas con las que estás en las antípodas, y eso enseña mucho. Todos podemos ser todo, desde cretinos a bellísimas personas. No somos tan diferentes. Sí, se aprende de la vida y de las relaciones humanas».

Recojo el guante de que «el teatro es una forma de vida». De hecho, el sociólogo canadiense Erving Goffman planteó una teoría sobre la teatralización de la vida —es decir, que las personas nos construimos un personaje con el que nos presentamos a las otras—. «Estoy de acuerdo», comparte Arantza. «Llevamos diferentes máscaras que nos vamos cambiando, y poniendo según con quién estemos». Sin embargo, «la diferencia con el teatro es que ahí eliges tú ponerte la máscara. En la vida, es una manera de buscar aceptación y de enfrentarnos a los diferentes ámbitos en los que nos movemos».

Además, Moreno ha hecho sus primeras aproximaciones a la dramaturgia. Un proceso creativo diferente al de la actuación. «Sólo escribo cuando no puedo no escribir. Porque me ronda algo que quiero contar. Claro… luego, ponerlo en escena es totalmente diferente». Señala que no es escritora, y que quizás por eso su dramaturgia está viva —según la van interpretando—. «Nunca lo dejo cerrado. A veces la acción o el personaje piden otras cosas». Unos personajes generalmente femeninos. «Cuando escribo, escribo mucho sobre la mujer. Sobre temas que nos atañen a las mujeres». E incide en que «el arte tiene que decir algo; tiene que despertar». Lo cual refuerza la idea de que escribe cuando tiene algo que contar —un claro ejemplo es su obra Lorkianas, que habla sobre esa edad en la que las mujeres se vuelven invisibles.

Así que, contando las cosas que pasan, Arantza Moreno da clases de teatro en varios puntos de La Rioja. Intenta transmitir el espíritu del arte, la imagen de la tensión de los personajes de un cuadro… Toda la sensibilidad que cabe en la empatía de quien actúa. Y defiende, como no puede ser de otra manera, el aquí y ahora del teatro; el acto de comunicación con un público al que siente respirar.

 

Sergio Marín Ochoa